Triunfazo: personalidad, disciplina y goles.

Escribe: Heber Américo González.

Periodista.

En el fútbol, como en la vida, nada está resuelto hasta que se resuelve. Vaya novedad!!! Esto viene a cuento de los mil comentarios que en lo previo se escucharon sobre el encuentro del darsenero ante el brasileño Cuiaba, opiniones que se dieron de bruces contra la realidad. Ni más ni menos. River llegó a Brasil con el vaticinio de comerse dos o tres goles y un baile. Y sin embargo, con un planteo inteligente y un equipo bien formado y balanceado mostró personalidad para ir al frente, mucho orden para defender y, además, convertió los dos primeros goles en la Copa Sudamericana.

Para enfrentar a un equipo brasileño -capaz que ahora vienen los eruditos que minimizan el poderío del Cuiaba- hay que tener objetivos deportivos claros. Es decir: saber que se quiere y como conseguirlo. Y River mostró personalidad en el campo, imponiendo condiciones después de los primeros minutos y anunciando lo que se venía. En esos minutos apareció la figura de Correa quedándose con pelotas complicadas lo que desactivó las intenciones locales. El darsenero, en esa primera mitad, lanzó a Sosa y López para que crearan peligro en área brasileña. Muy bien Montiel y Fonseca en el medio para habilitarlos como cuando Sosa no dio por perdida una pelota que recibió López y cuando fue a definir lo marcaron y se fue al córner. Esta pelota quieta no sería una más pues fue el inicio de la apertura. Un fortísimo cabezazo de Brunelli obliga al arquero Walter a dar rebote y Salaberry llegando con mucha potencia rompió el arco para el 1 a 0 cuando estábamos en el primer cuarto de hora. El gol pareció darle más firmeza al equipo que se movió con inteligencia e intensidad neutralizando los peligros que el local nos mandaba por Alesson y Joaquín a través de Aja, Brunelli y Salaberry. Cuando se acercaba el final del primer tiempo otra estocada mortal de Sosa y López terminó con una exquisita definición de éste para poner el segundo gol darsenero ante el estupor de los brasileños.

Para la segunda mitad apareció la otra parte de la inteligencia darsenera. Es que había que bancar sin locuras y, en lo posible, lanzar a los delanteros para generar peligro en el arco local. Un estado de ánimo que se hizo más que importante cuando Cuiaba descontó, a los 2 minutos de reiniciado el encuentro a través de un toque de Marquinhos dentro del área. Ahí tenía que aparecer, y apareció, la personalidad, el orden defensivo y el recambio de jugadores para refrescar el equipo. El partido se hizo más intenso y casi en el final apareció una gran chance para el tercer en los pies del paraguayo Clar que no pudo definir en forma certera. Luego de los 7 minutos de descuento llegó el pitazo final y la consolidación de un triunfazo que, a ésta altura, era muy necesario para el equipo.

Las bases de éste triunfo fueron: un trabajo individual con personalidad cuando fue necesario y mucho talento a la hora de jugar; una mezcla exacta entre todos los jugadores que integran el plantel lo que reafirma, una vez más, el correcto manejo que el cuerpo técnico hace de un grupo de futbolistas con los que convive a diario; por último, un planteo muy inteligente que hizo desesperar al rival y buscar los mejores caminos para el gol darsenero. Estamos bien en la Copa Sudamericana con chance numérica pero, fundamentalmente, con acopio de minutos para los juveniles que lo necesitan. Ahora se viene la revancha ante un equipo peruano que, de local, ya mostró la hilacha.

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