Escribe: Heber Américo González.
Periodista.
Y fue así. Sin dudas que, en líneas generales, se jugó un mal partido ante un rival que hizo uno de sus mejores encuentros desde que volvió a la primera. La frase que soltó el “Flaco” Fossatti al “Chavo” Díaz cuando terminó el encuentro y se fundieron en un abrazo es más que elocuente: “EL CAMPAÑON QUE ESTAN HACIENDO NO LO CAMBIA NADIE”. Por eso hay que ahora toca ser verdaderamente autocrítico y tener mucha jerarquía para volver al trabajo pensando en mejorar lo que se hizo mal y potenciar lo que hay de bueno y como desde el principio, pensando en el próximo partido. Ni campeones del mundo antes ni los peores hoy, simplemente un equipo competitivo y preparado para enfrentar a cualquier rival.
En el primer tiempo hay un dominio de River que se hace evidente en las acciones como por ejemplo cuando el “Chory” recibió una pelota en la entrada al área y su remate fue desviado por un defensa al tiro de esquina. La movilidad de Castro con el buen acompañamiento de López hacía que el “Chory” tuviera momentos importantes y exigiera a Conde a intervenciones salvadoras. Danubio puso en cancha al argentino Spetale que resultó un escollo muy duro de controlar para la defensa darsenera. A partir de la media hora Danubio recuperó el control del partido y May primero de cabeza y Silva después sobre la línea se encargaron, en cinco minutos, de poner el 2 a 0 con el que fuimos al descanso.
En el segundo tiempo River tomó recaudos espirituales para intentar imponer, nuevamente, el dominio y por eso el encuentro se tornó parejo, de ida y vuelta. Desde el inicio de la segunda parte los arqueros dieron, primero Ichazo y luego Conde, pusieron en evidencia que vencerlos no sería fácil. En esa pelea del complemento, más los cambios del “Chavo” Díaz, River tuvo alguna buena posibilidad entre Borbas y Nicolás Sosa que incluso la defensa local se encargó de salvar en la línea. En el momento del tercer gol casi todo River estaba en ofensiva y el remate de Olivera se metió en el ángulo. Fin de la historia, derrota que debe transformarse en acicate para preparar lo que viene, lo que sea, y por sobre todo, MANTENER EL ESTILO Y EL OBJETIVO Y SEGUIR CON TODA LA CONFIANZA DEL MUNDO.
