Lucas Machado: entre la paciencia, la suerte y el arco

Por: Lic. Joaquín Pisa

Lucas Machado siempre debutó en el arco por razones insólitas. La primera vez fue en la Copa Libertadores Sub- 20 2018, disputada en Montevideo. En las semifinales Independiente del Valle le dio vuelta el partido a River Plate y la cosa terminó entre corridas, peleas y un ecuatoriano defendiéndose con un banderín. El golero titular, Francisco Tinaglini, fue expulsado, así que en el partido por el tercer y cuarto puesto contra el gran San Pablo fue el turno de Machado. Fue la figura en la tanda de penales para que River fuese la tercer mejor cantera de América.

La segunda vez fue en el Torneo Intermedio 2020. Las lesiones y el coronavirus afectaban día tras día a la convocatoria de la selección uruguaya, que debía enfrentarse a Brasil en el Centenario luego de ganarle a Colombia 3-0 de visitante. El sustituto elegido en el arco fue Gastón Olveira. El problema era que el golero titular de River debía esperar una semana en cuarentena después de volver de la selección, así que contra Deportivo Maldonado fue el turno de Lucas Machado. River perdió 2-1 pero Lucas Machado ganó tranquilidad.

La tranquilidad es esencial para el golero, y aún más necesaria que la tranquilidad es la paciencia. Porque Lucas Machado debutó a los 22 años en Primera, pero ese debut puede llegar tanto a los 18 como a los 26. Tanto la semana que viene como en cuatro años, porque al arco solo va uno. Gastón Olveira lo sabía y siempre se lo decía a Lucas, su golero suplente. “Cuando me tocó debutar contra Deportivo (Maldonado) él estaba en cuarentena en su casa, y charlamos mucho por videollamada. Me contó que a él le había tocado debutar siendo tercer arquero, y que siempre había que estar listo, también me dijo que estuviera tranquilo”, recordó Machado.

Unos meses después Machado dejó de ser el golero suplente. Olveira, que había debutado contra Sudamérica en San José en 2014 (después de una quinta amarilla de Damián Frascarelli) cuando contra todo pronóstico se anticipó al segundo golero Danilo Suárez, se fue a Olimpia de Paraguay luego de afianzarse como golero y figura titular tras la salida de Nicola Pérez. Faltaban unos días para el comienzo del Torneo Clausura 2020 (en enero de 2021) y solo se podían contratar jugadores libres que no tuviesen club desde octubre. Jorge Fossati, también golero en su carrera futbolística, les dijo a Lucas Machado y Fabrizio Correa, los ahora dos goleros mayores del club, que no iba a contratar a más nadie.

El mundo cambió. Ahora la pelea no era por saber quién iba al banco de suplentes, sino por saber quién iba al arco el próximo partido. “Fossati dijo que nos iba a probar al principio, algunos partidos uno, otros partidos otro, hasta definirse, porque estábamos los dos a un muy buen nivel para él”, explicó Machado, que tuvo el privilegio de ir primero contra Fénix.

“A ese partido llegué mucho más tranquilo, ya había tenido mi debut antes, entonces me sentí mucho más suelto, mucho más seguro”, contó el golero, y su testimonio se vio reflejado en su actuación. El partido terminó 1-1 y fue protagonista. Un tiro libre a quemarropa al final del primer tiempo, un mano a mano en el momento más caliente de Fénix y un penal atajado cerca de la hora a Agustín Canobbio. Todo con River con un jugador expulsado desde el final del primer tiempo.

Hoy Lucas Machado se ganó la titularidad en el arco darsenero, luego de una competencia entre él y Fabrizio Correa en las primeras fechas del Torneo Clausura. Su fórmula, ante la titularidad y la suplencia, parece ser muy simple: “Hay que saber esperar, ser paciente, y trabajar siempre como si fueses a jugar el próximo fin de semana”.

“Toda una vida tapando agujeros”

Esa es la función de los arqueros para el Canario Luna y Jaime Roos, como se canta en Brindis por Pierrot: tapar agujeros. Los que dejan los defensores, los que generan los delanteros, y los que tiene el arco. En un puesto tan ingrato, tan lento en la espera, tan escondido de los focos y el protagonismo, siempre uno se pregunta “¿por qué elegir ser golero?”. En el caso de Machado es el ADN. 

Lucas es hijo de Ricardo Machado, ex golero profesional que fue campeón de clubes del interior con Río Negro de San José, el equipo de la familia, en 1990, y campeón del interior con la selección de San José en 1986. Desde que tiene memoria le gustaba tirarse y revolverse en el barro de las canchas de baby fútbol. Ver a su padre bajo los tres palos lo terminó de inspirar a elegir definitivamente la profesión de arquero. “Al principio, bien de chico, era delantero, pero muy temprano me quise ir al arco”, agregó Machado, menor de tres hermanos, tío “baboso” de dos sobrinos, familiero a ultranza.

Machado tiene la suerte de estar rodeado de arqueros. Su padre, su técnico, sus amigos. Hay una relación especial entre ellos, un nexo difícil de igualar entre jugadores que comparten otros puestos, porque hay una gran diferencia: los delanteros pueden compartir titularidad, los medios y los defensas también. Atajar ataja uno, pero Machado y Fabrizio Correa se llevan bien. Lucas piensa que es porque “entrenamos mucho tiempo nosotros dos solos aparte, y yo compartía habitación en la concentración con Gastón pero Fabri siempre venía. Es una relación distinta”.

A veces el contexto ayuda. A Lucas lo ayudó arrancar en Río Negro, el club de su familia. El club de sus amores. Todo el camino de inferiores hasta llegar a primera, en 2015. Ahí llegó a la Selección de San José, y ahí estaba Omar Garate, ayudante técnico de Juan Ramón Carrasco. Cuando JR volvió a River, volvió con Garate, quien trajo a Machado a la capital.

La adaptación al club le costó algunos meses. “Acá es todo más profesional, allá entrenábamos tres veces por semana, por ejemplo. Además, al principio vivía allá en San José y venía para acá, no me daba el tiempo para nada”. Machado tuvo que dejar los estudios a mitad del liceo. Quiso hacer algunas materias en el nocturno, pero siempre “por alguna u otra razón” terminaba abandonando, recordó.

Un pibe de San José en el medio del Centro

Las cosas comenzaron a funcionar. Luego de unos meses Machado se acostumbró al ritmo de las juveniles de River, y llegaron los buenos rendimientos. Además, se mudó a un apartamento cerca del Palacio Legislativo con Cristian Martín, con quien vivió hasta que el delantero se fue a Tacuarembó. También se acostumbró al ritmo de la ciudad: “Antes se notaba que era del interior, caminaba y hablaba a otro ritmo, todo más lento, ahora estoy más que acostumbrado”.

Hoy Lucas Machado vive en un monoambiente del medio del centro. Edificio de los clásicos: muchos apartamentos, poca pintura en los pasillos, ascensores con pisos que no prenden todas sus luces pero funcionan. Su casa consta de un baño, un living, un cuarto. El living separa la cocina y la sala de estar con una barra. Dos sillones gigantes y profundos naranjas, una tele de la que cuelga un rosario y un Playstation. “Antes con Cristian vivíamos en un apartamento enorme, y para mí solo quedaba muy grande. Acá está bien para mí, además tengo uno de mis amigos de San José acá al lado, siempre nos juntamos”, explicó.

Todo el tiempo, cada segundo, cada palabra se ve molestada por el ruido insoportable del Centro en la tarde. Autos, camiones, construcciones, personas. A Machado ya no le molestan, se acostumbró a ellos. La paciencia que tiene que tener un golero a veces sirve. La tranquilidad que tanto le repiten que tiene que tener Olveira, Fossati, su padre, se refleja en la pasividad con la que habla y vive en medio de esa jungla de cemento.

Igual, no puede negar que a veces le gusta un poco el ruido, los flashes, el protagonismo. “Cuando tocan los penales uno sabe que puede ser el héroe y eso te motiva. Contra San Pablo al principio me frustré porque siempre me tiraba al otro palo, hasta que atajé esa y fue todo felicidad”, recordó Machado de esa definición por el tercer puesto de la Libertadores Sub-20, disputada en febrero de 2018.

Casi dos años después, en enero de 2021, en el Parque Capurro le volvió a tocar llevarse los elogios. Faltaban pocos minutos, River jugaba con uno menos, y Machado le atajó un penal a Agustín Canobbio. Voló a su izquierda y sacó la pelota que iba derecho al ángulo inferior del arco al mismo momento que las fotos y los videos se volcaban hacia su grito de aliento al resto del equipo. 

Esa vez le tocaba a él. Esa vez le tocaba al golero.

Entre medio de esos dos años hubo que esperar. Pelear en cada entrenamiento, mejorar en cada vuelo, sumar minutos en Tercera División, sentarse en el banco de suplentes, estar tranquilo, ser paciente. No desesperar. No abandonar. Porque los que abandonan ya saben lo que les pasa, y Lucas Machado hoy tiene su premio: el arco de River Plate.

Fotos: Camila Calvache, Facundo Pintos, Matías Cruz, Romina Beleda, Campeonato Uruguayo

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4 comentarios.

  • Vamo arriba Lucas y todo River !!

  • HEBER A. GONZALEZ
    marzo 1, 2021 5:05 pm

    EXCELENTE!!! NADA QUE AGREGAR…

  • Nico Darsene
    marzo 1, 2021 8:53 pm

    Tremendo futuro , espero pueda seguir mejorando me encanta la actitud que tiene este tipo

  • Muy buena nota!!! Es buen golero y seguramente con el paso del tiempo lo será aún más.
    Por supuesto tiene cosas a correjir, pero eso es motivador para entrenar más y mejor.
    Debe mejorar su saque con la mano, generalmente lo hace para salir jugando pero no la deja muerta en los pies de su compañero, da la sensación que saca muy de arriba y la pelota llega picando lo que dificulta el control de la misma.
    Lo otro que había visto en los primeros partidos y parece que lo va corrijiendo es que jugaba muy adelantado y los rivales lo vieron.(prueba de ello segundo gol de Cerro, el de Tancredi)
    En fin, nada que con entrenamiento no se pueda correjir.
    Tenemos golero, le tengo mucha fe, es un gran chico con capacidad para ser el uno de la Dársena.
    Arriba Lucas a seguir superándote !!!

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